Siempre me gustó escribir, como cantar también. Cuándo escribo el mundo se siente libre, se siente abierto a mi. Un bosque sin explorar, descubrir. La pasión que me llena y enciende, que me envuelve y comprende. No podré parar de hacerlo, nunca. Porqué con leer la inspiración de otros me inspiro. El alma nace y renace. Con fuerza y brío late mi corazón en su estado somnoliento, se quita el letargo y comienza a sonar como una gran maquinaria. Me alegro, me voy, las llamas me envuelven y consumen. Creaciones por doquier como aves volando por todos los estantes con escritores, recopilando, sintiendo, haciendo. Mi alma canta cuando escribo, mi corazón bombea sangre cuando tomo la pluma y comienzo a crear. No necesita gustar, me tiene que llenar de gozo profundo, como una copa de buen vino. Una alegría para el paladar.
Escribo toscamente, llena de apuros, demasiadas ideas que atajar en papel. Escribir, sublime placer.
Hambrienta mi alma por aprender y dar a conocer. Cuán dulce puede ser crear, cuan dulce es ser sin dejar de cesar en dulces ritmos muy cadentes, el alma se convierte en alas volando en tropel, irrumpiendo en las mentes muy cerradas, dando luz y alegría. Baila con dulce regocijo mi corazón, romántico gorrión con ideas llenas de dulce locura. Escribir...
Qué es escribir? Es dejar volar el alma.
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