Habia una madre que tenia dos hijos. Kelvin y Arturo. Ellos dos eran fanáticos del Fútbol y cada día jugaban al Fútbol. El esposo de la mama, llamada Fidelidad, se llamaba Oscar. Eran una familia feliz y alegre.
Fidelidad estaba todo el día en casa trabajando, Kelvin y Arturo tenían 9 y 7 años respectivamente. Cada día después de terminar su tarea escolar, salían al patio de su casa a jugar Futbol. Fidelina siempre quería lo mejor así que un día decidió sorprenderlos. Kelvin y Arturo tenían una pelota, pero estaba rota y ya era vieja, Fidelidad iba a tirar esa pelota vieja e iba a comprar una pelota nueva. Cuando los niños salieron al patio, vieron la pelota nueva en el patio, estaban felices y no podían creerlo. Agradecieron mucho a su mama y salieron a jugar.
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