Para cada fin hay un
comienzo y para cada comienzo hay un fin. Así es la vida, como una carrera, que
al empezarla se quiere llegar a la meta.
Pero también dentro de la vida hay otros comienzos como
nuevas amistades, al comenzar un estudio en la universidad, al ser contratado
para trabajar y también el bautismo, que es el renacimiento de uno y la
decisión de iniciar una vida con los ojos enfocados en Cristo.
La vida en la tierra tiene su fin y es corta, pero la
vida en el cielo es eterna. Entonces, ¿para qué concentrarse en cosas
materiales y lograr la felicidad pasajera? Cosas como tener ropa nueva, el auto
más caro, la casa más linda. Cosas como ir a las fiestas y tomar alcohol hasta
quedarse ebrio. ¿Para qué? Es como una cuerda infinitamente larga que en la
puntita está pintada de rojo y que esa puntita represente la vida en la tierra
y el resto la vida en el reino de Dios.
Uno no debería mantener sus ojos en cosas de la tierra.
“Carpe diem” Vive la vida como si es el último día. Disfruta los buenos tiempos
y los malos, porque esas son piedras que pasando los años, construyen una torre
muy fuerte. Es mejor estar agradecido por todas las cosas que pasarse todo el
tiempo amargándose por problemas pequeñas. Busca amistades que más tarde estés
feliz por tenerlos. Amigos que te orienten hacia lo bueno.
Estos
son consejos, que pueden ayudar a uno a disfrutar la vida, pero lo fundamental
es tener una relación íntima con Dios, confiar y obedecerlo para que cuando
llegue el fin en la tierra, puedas comenzar una vida eterna en el reino de
Dios.
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