Existen historias que no son las nuestras, pero nos llegan
al corazón.
Tal como es esta historia, conmovedora y triste basada en
las experiencias de una amiga mía.
Fue ayer todavía cuando te vi llegando a casa, con una sonrisa y ojos que brillaban al vernos, esperándote en la cena. Aún me suenan los tonos de tu voz, grave y profunda, pero suave y amorosa a la vez, al decir: ¡Ya llegue a casa!
Quien
hubiera creído que tanto se puede cambiar, más rápido que un parpadeo.
Recuerdos
fluyen a través de mi cabeza.
En mi
primera obra de danza, estabas sentado en la primera fila y aplaudías, con
todas tus fuerzas cada vez que aparecía en el escenario, aunque eras a menudamente
el único y la gente te miraban con una cara rara, me hacías sentir especial.
Nunca
estabas demasiado apurado para no darme un último abrazo antes de irte al
trabajo, y nunca demasiado cansado para no darme un último beso de buenas
noches al final del día.
Recuerdo
como me levantaste en tus brazos, mi cara llena de lágrimas, porque simplemente
todo estaba saliendo mal, y me dijiste que todo iba a estar bien.
En tu
regazo me sentía segura. Ahí no había nada y nadie a quien le podía temer.
Recuerdo
que en mis tiempos de rebeldía, soportabas con calma mis gritos y plagueos y me
consolabas, después de haber hecho un grave error, del cual me habías advertido
una y otro vez, sin juzgarme.
No
te avergonzaba de saltar y cantar conmigo en las calles y jugar escondites en
el supermercado, mientras mama solo negaba con la cabeza.
Recuerdo que me apoyabas en
mis planes de futuro, ya sea cuando quise ser presidente, astronauta o espía. Me
hiciste creer en lo imposible.
Para
mi eras héroe, refugio y amigo.
Pero al parecer todos esos bellos momentos que pasamos juntos no fueron
suficientes para detenerte a disparar aquella bala que le dio un fin a tu vida.
Aquella bala que me impidió, decirte una última vez que…TE AMO PAPA...
Muy conmovedor... Me da lástima la chica... Mucha lástima. Se puso un signo de interrogación en mi mente... ¿Por qué? ¿Por qué lo hizo?
ResponderEliminarPero esta pregunta surge cada vez que lo recuerdos no alcanzan para detener esa bala. Y casi nunca tiene respuesta. Y si es que si la tiene... Apuesto que te gustaría no saberla...
Demasiado profundo para una persona tan frágil de sentimientos como yo. Siempre tenemos ahí a las personas y de costumbre nos pasamos ignoràndoles, sin saber que ese día podría ser el ultimo.
ResponderEliminarSimplemente hermoso! Me ha dejado sin aliento! Sigue así!
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