Estoy enredada en tu
amor. Día tras puedo disfrutar de tu presencia. A veces ocurre que me alejo de
ti, consciente o inconscientemente y trato de encontrar felicidad en otros
lados. Pero siempre cuando vuelvo a ti me aceptas de nuevo. Levanto mi mirada
hacia ti y me llenas de esperanza, no te enfadaste conmigo, si no estás más que
contento si busco tu presencia, a pesar de que te falle miles de veces.
Disfruto tanto de ese
amor infinito que me rodea al pronunciar tu nombre. De vez en cuando simplemente
no puedo comprenderte y soy incapaz de creer que me amas tanto. Pero esos brazos
fuertes siguen abrazándome y me sostienen. No siempre siento esas maripositas
en mi estómago, pero los sentimientos de paz y tranquilidad me acompañan a través
del día. El miedo desaparece en tu presencia.
Esas veces que mi vista
se aparta de vos y que mis ojos quieren interesarse por aquello que me
perjudica me doy cuenta que estoy enredada en tu amor. No es que me obligas a obedecer y no es que no me dejas ir. Estoy libre. Tú me libraste y me dejas decidir. Simplemente
no puedo olvidar de todo lo que has hecho por mí y lo que eres capaz de hacer.
Y por eso te agradezco
por estar ahí para mí, cuando te necesite. Aunque si soy sincera, debo admitir
que siempre te necesito, porque soy débil y un humano. Solo que a menudo pienso
que puedo sin ti.
Te todo corazón,
gracias Dios.
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