A veces me parece que soy simplemente invisible e
insignificante en este mundo grande, rodeado por personas que simplemente parecen
perfectas en todos los aspectos (según mi criterio).
¿Por qué…por qué no puedo ser otra persona? ¿Quién soy yo comparado con aquel tipo que te
calcula cualquier problema en un segundo? ¿O aquella tipa que logra hacer
pinturas más hermosas que las hizo Van Gogh?
Pero todo lo que pasa por mi mente y las preguntas
que me hago no me ayudan de nada. No en solucionar el problema ni para sentirme
mejor.
Así me puse a pensar; si es posible… ¿qué es lo
que me puede hacer triunfar a mí en
la vida?
Y me di cuenta que no son los logros grandes que
me harán llegar a la meta, sino el esmero que pongo en hacer las cosas, aunque
sean las más chiquitas.
Mi comportamiento diario, mi honestidad, la
manera de tratar a mi prójimo, mi actitud hacia mis responsabilidades y mi obediencia a Dios.
Eso es lo que marca mi vida y que me hará a
llegar a tener éxito. Si confió en Jehová
el guiará mis pasos y me guiará por un camino mucho, mucho mejor que yo pudiera
elegir para mí misma.
Quizás no tendré el tipo de éxito del que habla
el mundo hoy en día y no seré una súper estrella. Quizás no seré adorada y
conocida por el mundo.
Quizás seré una persona completamente invisible, aislada,
odiada u olvidad por el mundo, pero tendré paz y felicidad en mi corazón.
Sabré que yo le sirvo al rey de reyes y que puedo
ser parte de su plan, para que se haga su voluntad acá en la tierra y no vivo
mi vida en vano.
Y lo mejor es que tú también eres parte de este grandioso plan. J
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