El cambio esta en cada uno.

Muchas veces me han preguntado "¿Que quieres ser en el futuro?", mis respuestas siempre se han limitado simplemente a lo que estudiaría en la universidad sin entrar en grandes detalles. Es así como me puse a pensar en que es lo que realmente haría con mi vida al terminar con esta bella "época de colegio" (o al menos así lo dan entender todos).

En un encuentro de amigos nos pusimos a discutir acerca del "futuro" de cada uno, me sorprendía las diferentes carreras mencionadas, muchas de ellas extrañas para mi. 

Así fue como llego mi turno de hablar, me preguntaron ¿que haría?. Les conté como de costumbre la carrera que pretendía seguir y casi sin pensarlo, agregue que mi intención era cambiar de alguna forma nuestro país. 

Se sintieron algo sorprendidos, creyendo que simplemente estaba haciendo una broma y de una, me dijeron que era una pretenciosa, creída. 

Repetí la idea y le explique, que cambiar el país significa primero cambiar yo y si lo logro, estoy cambiando porque soy parte del mismo.

Cuando se habla de cambio siempre nuestra terquedad tiende a querer cambiar algo o alguien, cuando en realidad el cambio debe empezar por uno mismo. Es increíble pero todos sabemos exactamente como debe vivir la otra persona, pero no tenemos idea de como vivir nuestra propia vida. 

Esta idea me recuerda un cuento de Gabriel García Marquéz, -Arreglar el Mundo- que narra la historia de un científico que pasaba días y noches en su laboratorio. Cierto día es interrumpido por su hijo, quien invade su lugar de trabajo. Al darse cuenta que era imposible sacarlo de ahí, decide entregarle un rompecabezas del mapa del mundo recortado de una vieja revista. Calculando que lo llevaría tiempo hacerlo. 

Unos minutos después el mapa se encontraba completo con cada uno de sus pedazos. Sorprendido el científico pregunta al niño como lo ha logrado, ya que el niño no tenia idea de como era el mundo. El le responde que al otro lado de la revista se encontraba la figura de un hombre, así que dio vuelta y armo al hombre, que si sabia como era. Y es así como al arreglar al hombre, dio vuelta la hoja y vio que había arreglado el mundo. 

La moraleja que nos deja este cuento es que para arreglar el mundo es necesario arreglar el hombre, para arreglar nuestro país, es necesario enfocarnos en el ciudadano paraguayo de forma integral en todos los aspectos.